Pero todos sabemos que los burócratas no festejaban tanto por esa miserable suma obtenida, sino porque les implicó volver a tomar el control de una situación que se les iba de las manos y que buscaban controlar por todos los medios: el surgimiento del sindicalismo de base, esa gran amenaza que les impidió realizar sus chanchullos cómodamente. Como el resto de “sus colegas”, a lo que más le teme esta burocracia es a los trabajadores organizados que ponen en riesgo sus sillones y sus negociados con patronales y gobiernos, como lo hacen la nueva comisión interna de Kraft, el cuerpo de delegados de Subte, los delegados opositores de SMATA y UOM y decenas de nuevos delegados que la prensa llamó “sindicalismo de base”.
Y si se ponen nerviosos, por algo será: porque cuando los trabajadores nos organizamos democráticamente y cuestionamos el poder de los burócratas sindicales podemos hacer pesar toda nuestra fuerza y conseguir nuestros objetivos. Por eso desde la agrupación docente D-BASE sostenemos que tenemos que avanzar en construir una oposición fuerte, claramente antiburocrática, que no transe con ningún gobierno de turno, ni sector patronal, y que se plantee la unidad con el resto de los sectores de trabajadores de base y combativos que surgieron y seguirán haciéndolo en el país.
Oposición donde confluyan las agrupaciones y listas antiburocráticas, los delegados opositores y activistas; que se plantee como un espacio abierto que pueda aglutinar a los cientos de docentes que quieren recuperar nuestro gremio para los trabajadores de la educación. Para esto creemos que tenemos que retomar el camino del año pasado, comenzando a reunirnos en plenarios abiertos de la oposición para empezar a trabajar por la recuperación de nuestro gremio.
