La docencia es considerada como una profesión “naturalmente femenina”, donde las “señoritas maestras” realizan por “vocación” las tareas maternas de cuidar y educar a niños y adolescentes. De esta, forma nos vemos cuestionadas cuando salimos a luchar por nuestros legítimos reclamos, como si debiéramos trabajar por “instinto maternal” sin pedir nada a cambio. Es una forma de justificar nuestros bajos salarios y de descargar sobre las docentes, y no sobre el Estado, la responsabilidad de la calamitosa situación de la educación pública.
Sin embargo, cuando elegimos la maternidad, vemos vedado nuestro derecho a ejercerla plenamente: la licencia por maternidad se reduce a 90 días, los bajos salarios nos obligan a correr de escuela a escuela reduciendo al máximo el tiempo para disfrutar de nuestros hijos, y ni siquiera contamos con guarderías gratuitas donde ellos puedan estar cuidados mientras nosotras trabajamos.
Además de la jornada laboral en el aula nuestro trabajo requiere variadas actividades que se realizan, en su mayoría, fuera de la escuela: preparar clases, corregir, buscar material didáctico, reunirse con los padres, preparar actos escolares, ornamentar el salón, etc., etc. Cuando terminamos con el trabajo escolar y extra escolar, en nuestras casas continuamos nuestra labor con el trabajo doméstico, no reconocido como tal. Estas triples jornadas llevan a que nuestro trabajo nos enferme y sin embargo estas enfermedades no son reconocidas como profesionales.
Las trabajadoras no podemos aceptar esta situación! Debemos organizarnos para pelear por lo nuestro!!
SALARIO IGUAL A LA CANASTA FAMILIAR POR CARGO
GUARDERÍAS GRATUITAS GARANTIZADAS POR EL ESTADO
EXTENSIÓN DE LA LICENCIA POR MATERNIDAD Y LACTANCIA.
HORAS INSTITUCIONALES PAGAS PARA EL TRABAJO EXTRA ÁULICO, CON JORNADAS DE REFLEXIÓN PARA DEBATIR CON NUESTRAS COMPAÑERAS Y COMPAÑEROS.
RECONOCIMIENTO DE LAS ENFERMEDADES LABORALES COMO TALES.
DERECHO AL DÍA FEMENINO.
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